Tras árduas deliberaciones entre los equipos, el árbitro decidió que el encuentro debía jugarse fuese como fuese.
En estas circunstancias el equipo se desenvolvió bien. Como pez en el agua. A pesar de recibir un gol tempranero del RokePro, el equipo reaccionó bien y nuestros ataques llegaban cual puñales al corazón del área rival.
La superioridad del Anglada fue total, no tanto en el dominio del juego sino en la claridad de las llegadas a puerta.
El mal estado del terreno de juego hacía que el juego directo se impusiera al combinativo y hay que ser sinceros en que esto nos benefició.
Lamentable el estado del terreno de juego |
Hasta el minuto 25 del segundo tiempo, el partido siguió por los mismos derroteros, aunque cada vez más el Anglada reculaba hacía tras y sus líneas cada vez estaban más retrasadas.
El 4 a 2 del RokePro fue un gol de rebote afortunado que encendía las alarmas del equipo y que abría las puertas a algo que, lamentablemente algunos nos temíamos.
El estado de juego cada vez más pesado y el desgaste mayor del Anglada hizo que el último cuarto de hora fuera un auténtico calvario para el equipo. El 4 a 4 final, reflejaba el auténtico naufragio, como titulo esta crónica, que sufrimos en la segunda parte.
Pero seamos positivos. El nuevo rumbo del equipo invita al optimismo. El 'punto de inflexión' que titulábamos la semana pasada se está convirtiendo en una realidad. El equipo está reaccionando y estamos en la buena línea. Una lástima que el sábado que viene juguemos en unos de los campos más complicados de la liga y no sea la idóneo para dar continuidad a nuestro resurgir.
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